Una conocida completamente extraña
Un noche en las
entrañas del hermoso D.F co-incido con una duendecilla de la noche, que satura mi andar con su encantador olor a colores líquidos. Dejó un rastro cromático que me llevo al limbo, segado por la luminiscencia del hedor,
incido en su encantos de seducción, un momento, un engaño, una confusión de un sábado
por la tarde. El olor se desvanece y queda un rastro cromático unas
huellas casi imperceptibles, ecos de sonidos emocionales, la huellas cobran forma
y se re-transforman en seducciones nocturnas, …, un encuentro en el rodar noctambulo; Una noche
de colores, de sabores, de seducciones, de placeres orgásmicos cromáticos,
a per se la luz del sol limpio las
marcas cromáticas de esa noche de extrañas coincidencias.
Una nueva llama se convierte en cenizas, las cenizas se
mueven, vibran ya que están su habitad en la noche del vació, se crean re-seducciones de posibilidades.
El goce se transforma en un si en un no en no en un si, al desconcierto se vuelven
goce,
el goce de un psicosis histérica.
Gente extraña co-habita
en mí rodar aquellos misterios del divagar bizarro de nuestra ciudad.
Nota metal; Disfrutar de los olores cromáticos de mi andar, evitando el re.
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