¡En ocasiones quisiera cercenarte...!
domingo
miércoles
Viajando de madrugada
En aquellos instantes el tiempo cambio su escala, diecinueve minutos vividos en sesenta y ocho mil cuatrocientos segundos, sirvieron de escenario para la ignición del punto de ebullición. Los choques dérmicos afloraron la consistencia, una burbuja conjugo la escena y el tiempo cedió a la trampa.
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